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martes, 24 de marzo de 2009

LAS 9 REVELACIONES

LAS NUEVE REVELACIONES de James Redfield

1ª REVELACIÓN: Una masa crítica
Esta revelación, inconscientemente al principio, siempre emerge como una profunda sensación de desasosiego. Empezamos a vislumbrar un género alternativo de experiencia, momentos de nuestras vidas que de algún modo nos parecen más intensos, más inspiradores. No sabemos qué experiencia es ni cómo hacerla durar, y cuando termina nos deja un sentimiento de insatisfacció n y de inquietud ante una vida que vuelve a parecernos normal. Estamos al fin adquiriendo conciencia de qué es lo que realmente buscamos, de qué es de verdad esa otra experiencia satisfactoria. Cuando lo captemos plenamente habremos llegado a la primera revelación
La primera revelación ocurre cuando tomamos conciencia de las coincidencias que se dan en nuestras vidas. Tales coincidencias se producen cada vez con más frecuencia, y cuando ello ocurre tenemos la sensación de que son cosas situadas más allá de lo que podría considerarse mera casualidad; entendemos que son los elementos del destino, como si nuestras vidas hubieran sido guiadas por una fuerza inexplicable. La experiencia produce una impresión de misterio y excitación, y, como resultado, nos sentimos más vivos.
El número de personas que son conscientes de tales coincidencias comienza a crecer espectacularmente en la sexta década del siglo veinte. Este crecimiento seguirá en alza hasta una fecha próxima al inicio del siglo siguiente, momentos en q estos individuos alcanzarán un nivel específico, una densidad demográfica como lo que los físicos llaman “masa crítica”. Una vez alcanzado este punto, las culturas comenzarán a tomarse en serio las experiencias coincidentes. Todos se preguntarán simultáneamente qué misterioso proceso se desarrolla en este planeta debajo de la vida humana. Será esta pregunta formulada al mismo tiempo por un número suficiente de personas, la que permitirá que las demás revelaciones lleguen también a las conciencias.

2ª REVELACIÓN: Un ahora más amplio

La historia no es sólo la evolución de la tecnología, también es la evolución del pensamiento. A través de la comprensión de la realidad de las personas que nos precedieron, nosotros podemos saber porqué miramos al mundo de la forma en la que lo hacemos, y cuál es nuestra contribución al futuro progreso. Podemos fijar con precisión el momento en que entramos en el desarrollo, a más amplia escala, de la civilización, y esto nos proporciona cierta idea de hacia dónde nos encaminamos.
La segunda revelación sitúa nuestra percepción actual en una perspectiva histórica más dilatada. En la conclusión del segundo milenio seremos capaces de ver este periodo de la historia en su conjunto, e identificaremos una particular preocupación que se ha desarrollado durante la última mitad del milenio, en lo que ha sido llamado Edad Moderna. La percepción que hoy tenemos de esas coincidencias representa una especie de despertar del sueño que supone aquella preocupación.
Para entenderla visualizaremos lo siguiente: Imagínese a sí mismo viviendo en el año mil, en lo que hemos llamado Edad Media. La primera cosa que debe usted comprender es que la realidad de la época la definen los poderosos clérigos de la iglesia cristiana. Gracias a su posición, aquellos hombres tienen una gran influencia sobre la mente del pueblo llano. Y el mundo que aquellos hombres describen como mundo real es, por encima de todo, espiritual. Generan una realidad que coloca su concepción de los planes de Dios para toda la humanidad en el centro mismo de la vida.
>> Visualice esto: Usted pertenece a la clase social de su padre, es básicamente un campesino o aristócrata, y sabe que seguirá confinado para siempre en dicha clase social. Pero independientemente de la clase a la que pertenezca o del trabajo que realice, pronto se dará cuenta que su posición social es secundaria ante la realidad espiritual de la vida tal y como la conciben los eclesiásticos.
>> La vida, descubre usted, consiste en pasar una prueba espiritual. Los eclesiásticos explican que Dios ha situado a la humanidad en el centro de su universo, rodeado por la totalidad del cosmos, con un único y exclusivo propósito: ganar o perder la salvación. Y en esa prueba debe usted elegir entre dos fuerzas contrapuestas: la fuerza de Dios y las insidiosas tentaciones del demonio.
>> Pero observe que no se lanza sólo al combate. De hecho, como simple individuo no está usted cualificado para determinar su condición a este respecto. Ésta es la jurisdicción de los eclesiásticos: ellos están ahí para interpretar las Escrituras y señalar cada paso de su camino, según esté en concordancia con Dios o le esté embaucando Satanás. Si sigue sus instrucciones, tiene asegurada la recompensa de la otra vida más allá de la muerte. Pero si fracasa en mantener el rumbo que le han trazado, bien, entonces… ahí están la excomunión y la condena segura a los castigos del infierno.
El hecho crucial que hay que entender aquí es que cada aspecto del mundo medieval está definido en términos que no son de este mundo. Todos los fenómenos de la vida, desde una tormenta a un terremoto, hasta la cosecha que se recoge a plena satisfacción o la muerte de un ser querido, son definidos bien como fruto de la voluntad de Dios, o bien de la malignidad del diablo. No existen los conceptos de clima, ni de fuerzas geológicas, ni de horticultura, ni de enfermedad. Todo esto vendrá después. Por el momento, usted cree a pies juntillas a los eclesiásticos: usted da por hecho que el mundo funciona exclusivamente por medios espirituales.
Imagine ahora que esa realidad que visualiza empieza a resquebrajarse. La visión medieval del mundo, su visión, comienza a caer a pedazos en los siglos catorce y quince. Primero, usted nota ciertas impropiedades por parte de los mismos eclesiásticos: violan secretamente sus votos de castidad, o se toman la libertad de mirar hacia otro lado cuando los representantes del gobierno incumplen las leyes divinas.
>>Estas impropiedades le causan a usted considerable alarma, por cuanto los eclesiásticos se tienen a sí mismos por la única conexión entre usted y Dios. Recuerde que son los intérpretes exclusivos de las Escrituras, los únicos árbitros de la salvación que usted aspira.
>>De súbito está usted en medio de una rebelión abierta. Un grupo encabezado por Martín Lutero reclama la completa ruptura con la cristiandad papal. Los eclesiásticos son corruptos, dicen, y piden que se ponga fin al reinado de aquellos individuos sobre la mente del pueblo. Se forman nuevas iglesias basadas en idea de que cada persona debería poder acceder por sí misma a las sagradas escrituras e interpretarlas según su deseo, sin intermediarios.
>>Mientras usted observa incrédulo lo que ocurre, la rebelión triunfa. Los eclesiásticos empiezan a retroceder. Estos hombres han definido la realidad durante siglos, y ahora, ante sus ojos de espectador, están perdiendo credibilidad. En consecuencia, el mundo entero es puesto en tela de juicio. El nítido consenso sobre la naturaleza del universo y sobre el propósito de la humanidad en este mundo, basado como estaba en la descripción de los eclesiásticos, se derrumba, y les deja a usted y al resto de los seres humanos educados en la cultura occidental en una posición más que precaria.
>>Después de todo, usted ha madurado acostumbrándose a la presencia en su vida de una autoridad que definía la realidad constantemente, y sin aquella dirección externa se siente confuso y extraviado. Si la descripción de la realidad y la razón de la existencia humana que le han dado los eclesiásticos son erróneas, se pregunta, ¿qué cosas son las que merecen crédito?
Tal colapso ocasionó un tremendo trastorno. Por todas partes se cuestionaba la antigua visión del mundo. De hecho, hacia el 1600 los astrónomos habían demostrado más allá de toda duda que el Sol y las estrellas no giraban en torno a la Tierra, como pretendía la iglesia. Estaba claro que la Tierra era sólo un pequeño planeta en la órbita de un sol menos que pertenecía a una galaxia que contenía miles de millones de soles similares. La humanidad había perdido su lugar privilegiado en el centro del universo de Dios. Ahora, cuando usted observa si hace buen o mal tiempo, si comprueba que sus plantas crecen o se entera de que alguien ha muerto inesperadamente, siente un ansioso desconcierto; en el pasado habría dicho que Dios era el responsable, o quizás el diablo. Pero a medida que el mundo medieval desaparece, aquella certidumbre desaparece con él. Todas las cosas que usted daba por sentadas necesitan nuevas definiciones, y muy especialmente la naturaleza de Dios y la relación de usted con Dios.
>>Con esta conciencia comienza la Edad Moderna. Hay un creciente espíritu democrático y una desconfianza masiva en la autoridad del papa y del rey. Las definiciones del universo basadas en la especulación o en la fe en los textos bíblicos ya no son automáticamente aceptadas. A pesar de la falta de certidumbre absoluta, las personas no querían ya arriesgarse a que un nuevo grupo sometiera a control su realidad como lo habían hecho los clérigos. Si usted hubiera estado allí, probablemente habría participado en la elaboración de un nuevo mandato a favor de la ciencia. Usted habría dirigido la mirada a este vasto universo indefinido y habría pensado, como hicieron los demás pensadores de la época, que necesitábamos un método que generase consenso, una manera de explorar sistemáticamente este nuevo mundo que teníamos ante nosotros. Y a esta nueva manera de descubrir la realidad la habrían llamado método científico, que no consiste más que en poner a prueba una idea sobre cómo opera el universo, para llegar después a alguna conclusión y finalmente ofrecer esta conclusión a otros para saber si están de acuerdo con ella.
>>Entonces tendrían preparado ya exploradores que saldrían ya a este nuevo universo, provisto cada uno del método científico, y les habrían encomendado una misión histórica: explorar este lugar y descubrir cómo funciona y qué significa el hecho de que nosotros nos encontremos vivos aquí.
>>Usted sabe que ha perdido su certeza en un mundo regido por Dios y, a consecuencia de ello, su certeza respecto a la naturaleza del mismo Dios. Pero cree que tiene un método, un proceso basado en el consenso a través del cual podría descubrir la naturaleza de todo cuanto le rodea, incluyendo a Dios e incluyendo el verdadero propósito de la existencia de la humanidad en este planeta. Así que envía a aquellos exploradores a investigar la auténtica naturaleza de nuestra situación y a regresar con sus informaciones.
>>En aquel punto comenzó la preocupación de la que ahora estamos despertando. Despachamos a aquellos exploradores para que regresaran con una explicación completa de nuestra existencia, pero debido a la complejidad del universo no les fue posible regresar inmediatamente.
Cuando el método científico no pudo devolvernos una nueva imagen de Dios y del propósito que tiene la humanidad en este planeta, la falta de certidumbre y de significado afectó profundamente la cultura occidental. Necesitábamos otra cosa que hacer hasta que obtuvieran respuestas nuestras preguntas. A la larga llegamos a la que parecía ser una solución muy lógica. Nos miramos unos a otros y dijimos: “Bien, puesto que nuestros exploradores todavía no han regresado con la verdad sobre nuestra situación espiritual, ¿por qué no nos instalamos en este nuestro nuevo mundo mientras esperamos? Estamos ciertamente aprendiendo lo suficiente para manipular este mundo en nuestro beneficio, así que, ¿por qué no trabajamos mientras tanto para elevar nuestro nivel de vida, la sensación de seguridad que tenemos en este mundo?”.
Y esto es lo que hicimos. Nos quitamos de encima la sensación de estar aquí perdidos pero haciéndonos sin embargo cargo de las cosas, nos entretuvimos en conquistar la tierra y utilizar sus recursos para mejorar nuestra situación, y sólo ahora, cuando nos acercamos al final del milenio, estamos en condiciones de ver lo que ocurrió. Nuestro planteamiento se convirtió gradualmente en preocupación. Nos extraviamos completamente en la creación de una seguridad laica, una seguridad económica, para reemplazar la seguridad espiritual que habíamos perdido. La incógnita de por qué estábamos vivos, de qué era en realidad lo que espiritualmente estaba pasando aquí, fue lentamente apartada a un lado hasta quedar totalmente reprimida.
>>Trabajar para un estilo de supervivencia más confortable ha adquirido creciente importancia, y no sólo ha sido un logro, sino que se ha convertido en una razón de ser. Gradual, metódicamente, hemos olvidado así cuál era nuestro interrogante original… Hemos olvidado que todavía no sabemos para qué sobrevivimos.
La Segunda Revelación amplía nuestra conciencia del tiempo histórico. Nos muestra cómo observar la cultura no sólo desde la perspectiva del transcurso de nuestras vidas sino desde la perspectiva de un milenio entero. Nos revela nuestra preocupación, y de este modo nos sitúa por encima de ella. Al mirar ahora al mundo, deberíamos ser capaces de distinguir esta vena obsesiva , esta intensa preocupación por el progreso económico. Esta preocupación fue y es un desarrollo necesario, una etapa de la evolución humana. Sin embargo, hemos consumido demasiado tiempo instalándonos en el mundo. Es hora de despertar de la preocupación y reconsiderar la pregunta original. ¿Qué hay detrás de la vida en este planeta? ¿Por qué estamos aquí en realidad?
3ª REVELACIÓN: Una cuestión de energía
La tercera revelación describe un nuevo concepto del mundo físico. Los seres humanos aprenderán a lo que anteriormente era un tipo de energía invisible.
Tras la caída de la concepción medieval del mundo, los occidentales se dieron cuenta de pronto de que vivían en un universo totalmente desconocido. Al intentar comprender la naturaleza de este universo supieron que de un modo u otro había que separar los hechos de la superstición. A este respecto los científicos asumieron una actitud particular conocida como escepticismo científico, que exige básicamente el soporte de una evidencia sólida para cada nuevo aserto sobre cómo funciona el mundo. Antes de creer en lo que fuere, querían tener la evidencia de que podía ser visto y tocado con las manos. Toda idea que no pudiera demostrarse con medios físicos era sistemáticamente rechazada.
Esta actitud rindió excelentes servicios con los fenómenos más obvios de la naturaleza, con objetos tales como rocas, cuerpos y árboles, objetos que cualquiera puede percibir, no importa lo escéptico que sea. Rápidamente ampliaron su campo de trabajo y pusieron nombre a cada porción del mundo físico, intentando siempre descubrir por qué el universo operaba siempre como lo hacía. Finalmente establecieron que todo cuando ocurre en la naturaleza lo hace de acuerdo con alguna ley natural, que cada acontecimiento tiene una causa física directa y comprensible. Decidieron, al igual que los demás, dominar el sitio donde se encontraban (del mismo modo que otras personas de su época). La idea fue crear una comprensión del universo que hiciese que el mundo pareciera seguro y manejable, y la actitud escéptica los mantendría centrados sobre problemas concretos que harían su existencia aparentemente más tranquila y llevadera.
Con esa actitud, la ciencia erradicó del mundo todo cuanto era problemático y esotérico. Concluyeron –fieles a los pensamientos de Isaac Newton- que el universo operaba siempre de una manera predecible, como una enorme máquina, porque durante mucho tiempo esto fue lo único que de él pudo demostrarse. Las cosas que ocurrían simultáneamente a otros acontecimientos, pero que no tenían con esta relación casual, se consideró que eran debidas exclusivamente al azar.
>>Más tarde se produjeron dos investigaciones que volvieron a abrir sus ojos a los misterios del universo. En las últimas décadas se ha descrito copiosamente a propósito de la revolución en las ciencias físicas, pero en realidad los cambios provienen de dos grandes hallazgos: los de la mecánica cuántica y los de Albert Einstein.
>>La labor que llenó toda la vida de Einstein fue mostrarnos que lo que percibimos como materia dura es en su mayor parte un espacio vacío por cuyo interior circula una forma de energía. Esto nos incluye a nosotros. Y lo que la física cuántica ha venido a demostrar es que cuando miramos estas formas de energía a niveles cada vez más pequeños, vemos resultados asombrosos. Los experimentos revelan que cuando se separan diminutas porciones de esta energía, las que llaman partículas elementales, y se trata de observar como operan, el acto de la observación por sí mismo altera los resultados; es como si sobre aquellas partículas influyera lo que espera o piensa el experimentador. Es cierto incluso si las partículas deben aparecer en lugares a los que no es posible que lleguen, dadas las leyes del universo tal y como la conocemos: dos lugares distintos en el mismo momento, adelante o atrás en el tiempo.
La tercera revelación concluye que el ingrediente básico del universo va pareciéndose más cada día a una energía pura que es maleable a la intención y las expectativas humanas de una manera que desafía el viejo modelo mecanicista del mismo universo, como si nuestras propias expectativas, nuestra esperanza, provocasen que nuestra energía fluyese hacia el mundo y afectase a otros sistemas de energía.
La percepción humana de esta energía se inicia por una acusada sensibilidad por la belleza. La concepción de la belleza constituirá una especie de barómetro que indica a cada uno de nosotros lo cerca que está de percibir esta energía. Las cosas que cada uno percibe como bellas pueden ser diferentes unas de otras, pero las verdaderas características que atribuimos a los objetos bellos son similares… mayor presencia, mayor nitidez de forma, exhibe más viveza de color, algo que destaca, algo que brilla, algo casi iridiscente comparado con la opacidad de otros objetos menos atractivos, ahí está la clave para percibir la energía, buscando y percibiendo la belleza del entorno.
4ª REVELACIÓN: La pugna por el poder
Esta revelación trata de los conflictos. ¿Por qué los individuos se tratan unos a otros con tanta violencia? Siempre hemos sabido que esta violencia procede del impulso que nos lleva a intentar someter y dominar a nuestros semejantes, y al estudiar el fenómeno desde el interior, desde el punto de vista de la conciencia individual, se descubre que cuando un individuo se acerca a otra persona y traba conversación con ella, lo cual ocurre en el mundo millones de veces cada día, pueden suceder dos cosas: que el individuo se aleje sintiéndose fuerte o sintiéndose débil, según lo que haya ocurrido en la interacción.
Por esta razón los seres humanos parecen adoptar una actitud manipuladora. No importa cuáles sean las circunstancias de la interacción ni el tema a tratar: nosotros nos preparamos para decir lo que más nos convenga con tal de salirnos con la nuestra en la conversación. Cada uno de nosotros procura hallar una manera de ejercer el control y de este modo dominar el encuentro. Si lo conseguimos, si nuestro punto de vista prevalece, entonces, en lugar de sentirnos débiles, recibimos un refuerzo psicológico.
>>Dicho de otra manera, los seres humanos tratan de ser más listos que el prójimo e imponerle su control no sólo en razón de una meta tangible a la que intentan llegar en el mundo exterior, sino por la exaltación que así recibimos psicológicamente. Éste es el motivo de que se vean en el mundo tantos conflictos irracionales, lo mismo a nivel individual que entre las naciones.
>>Todas estas materias están emergiendo ahora a la conciencia pública. Los seres humanos se percatan de hasta qué punto se manipulan unos a otros, y en consecuencia están reconsiderando sus motivaciones. Buscan otra manera de interactuar. Esta reconsideració n forma parte de la nueva visión del mundo que proporcionan las revelaciones.
Cuando dos personas discuten sus energías se empujan mutuamente, como si cada una tratase de capturar la contraria mientras esas personas interactúan. Discuten sobre quién tiene la visión correcta en una determinada situación, sobre cuál de las dos está en lo cierto; cada una quiere triunfar a costa de la otra, incluso llegando al extremo de invadir la confianza en sí misma de la oponente y de recurrir al insulto si es preciso, cuando más a la violencia.
El movimiento de esta energía, si podemos observarlo sistemáticamente, es una vía para comprender lo que los seres humanos están recibiendo cuando compiten y discuten y se perjudican unos a otros. Cuando se controla a otro ser humano se recibe su energía, se llena uno a expensas del otro, y es llenarse de esa energía lo que motiva la confrontación.
La Tercera Revelación muestra que el mundo físico es en efecto un vasto sistema de energía, y la Cuarta pone en evidencia que durante mucho tiempo los seres humanos han competido inconscientemente por la única parte de esta energía a la que estaban abiertos: la parte que fluye entre las personas. En esto han consistido siempre los conflictos humanos: desde las pequeñas pugnas en familia o en lugares de trabajo hasta las guerras entre naciones. Es el resultado de sentirse inseguro y débil y tener que robar la energía de otros para sentirse bien; y aunque algunas guerras fueron justas, el único motivo de que cualquier disputa no pueda resolverse inmediatamente es que uno de los bandos se aferra a una posición irracional, y esto ocurre por causa de la energía.
Comprender la Cuarta Revelación, es poder ver el mundo de los hombres como una vasta competencia por la energía, y en consecuencia por el poder. Sin embargo, una vez los seres humanos comprendan su pugna empezarán a superar esos conflictos. Todos comenzarán a liberarse de la competencia por la mera y estricta energía humana, porque al fin estarán en condiciones de recibirla de otra fuente.
5ª REVELACIÓN: El mensaje de los místicos
Esta revelación describe un nuevo concepto de lo que siempre se ha llamado conocimiento místico. Durante las últimas décadas del siglo veinte, este conocimiento se divulgaría como una forma de ser efectivamente asequible, una forma ya demostrada por los más esotéricos practicantes de muchas religiones. Para la mayoría de las personas el conocimiento místico seguiría siendo un concepto intelectual, válido únicamente para comentarlo y debatirlo. Pero para un creciente número de individuos sería una experimentació n real, porque tales individuos captarían destellos o ráfagas de aquel estado mental en el transcurso de sus vidas. Esta experiencia es la clave para poner fin a los conflictos humanos en el mundo, pues durante ella se recibe energía de otra fuente: una fuente con la que a la larga se aprendería a conectar a voluntad.
Los alimentos son la principal manera de obtener energía, pero con objeto de absorber totalmente esta energía la comida debe ser apreciada, saboreada. El sabor es la puerta de entrada. Hacer del comer una experiencia sagrada es prepararse para aceptar que lo que uno come pueda incorporarse íntegramente al cuerpo, como una absorción superior de los alimentos.
Pero comer es solamente el primer paso. Después de que de esta manera haya aumentado la energía personal, uno se vuelve más sensitivo a la energía de todas las cosas, y entonces se aprende a recibir energía sin comer.
A través de la respiración puede obtenerse una gran cantidad de esta energía, con respiraciones profundas, retenidas y pausadas. Concentrándose en el proceso de entrada y salida de aire tanto como con el sabor en las comidas. En la inspiración recibimos y en la espiración cedemos, en igual proporción desde una fuente inagotable.
Todo lo que nos rodea tiene energía, pero cada cosa la tiene de un género especial. Por ello ciertos lugares aumentan nuestra energía más que otros. Depende de cómo se adapta nuestra forma a la energía que hay allí. Hay que estar abierto, hay que conectar, usando el sentido de la apreciación. Uno da este paso más allá para sentir que se ha llenado completamente.
Para tener una experiencia mística son varios pasos los que han de seguirse. Al contemplar, por ejemplo, un árbol silvestre bien desarrollado, podemos ver que es hermoso, debemos sentirlo, conectar con esa belleza, contemplarla como un todo y parte de nuestro ser, hay que sentir amor por él. No es forzar el amor, es permitir que este entre en su ser. Cuando aceptamos este sentimiento recibimos energía, y automáticamente la damos en igual proporción, de manera que nos conectamos a un fluir que nos vigoriza, nos exalta, nos hace sentir plenamente vivos.
Una experiencia mística podría describirse como lo siguiente: Usted se sienta próximo a la cumbre de una ladera montañosa. Observa con plenitud toda la cordillera que se expande a su alrededor, lo ve, lo contempla, todo le parece próximo, el escarpado peñasco donde usted se sienta, los grandes árboles de la loma más abajo, y las otras montañas del horizonte. Y mientras contempla el balanceo de las ramas de los árboles con la brisa experimenta no sólo la simple concepción visual de este hecho, sino sobre todo una sensación física, como si las ramas que el viento mueve fueran pelos de su cuerpo.
>>Lo percibe todo como si de alguna manera fuese parte suya. Sentado en la cumbre y extendiendo su mirada al paisaje que se despliega en pendiente desde su observatorio, en todas direcciones, siente exactamente como lo que siempre había conocido como su cuerpo físico fuera tan sólo la cabeza de otro cuerpo mucho más grande consistente en todo lo demás que usted alcanza a ver. Experimenta que el universo entero se mira a sí mismo a través de su mirada.
>>Esta percepción provoca un destello de recuerdo en sus ojos. Su memoria retrocede en el tiempo, más allá de su infancia y nacimiento. Se da cuenta de que su vida no había comenzado con su concepción y nacimiento en este planeta: comenzó mucho, mucho antes, con la formación del resto de su ser, de su cuerpo físico, el universo mismo.
>>Presencia como la primera materia estalla en el universo y se percata de que, como la Tercera Revelación describe, no hay nada en ella auténticamente sólido. La materia es sólo energía que vibra a cierto nivel, y en sus inicios existe únicamente en su forma más simple: el elemento que llamamos hidrógeno. Esto es cuanto había en el universo: hidrógeno, nada más.
>>Observa que los átomos comienzan a gravitar juntos, como si el principio imperante, el impulso de aquella energía, radicase en iniciar un movimiento hacia un estado más complejo. Y cuando unas porciones de hidrógenos alcanzan densidad suficiente, comienzan a calentarse, a arder, a convertirse en lo que llamamos estrellas, y en esta combustión el hidrógeno se autofusiona y salta a la vibración inmediatamente superior, el elemento que conocemos como helio.
>>Mientras continúa observando, aquellas primeras estrellas envejecen y finalmente revientan vomitando el hidrógeno y el helio recientemente creado en el universo. Y todo el proceso vuelve a empezar. El hidrógeno y el helio gravitan juntos hasta que el calor aumentó lo suficiente para que se formasen nuevas estrellas, y esto a su vez fusionó el helio y creó el litio, que vibra al nivel inmediatamente superior.
>>Y prosigue el ciclo… con cada nueva generación de estrellas creando materia que antes no había existido, hasta que el amplio espectro de esta materia, los elementos químicos básicos, se forman y esparcen por doquier. La materia ha evolucionado desde el elemento hidrógeno, la más simple vibración de energía, hasta el carbono, que vibra a una velocidad extremadamente alta. Se ha constituido ya la plataforma para el siguiente paso en la evolución.
>>Cuando se forma nuestro Sol, partes de materia caen en órbita a su alrededor, y una de ellas, la Tierra, contiene todos los elementos de nueva creación, hasta el carbono. Al enfriarse la Tierra, los gases que la masa fundida había atrapado en su seno emigran hacia la superficie y se mezclan para generar vapor de agua, y vienen las grandes lluvias que formarán los océanos en la corteza entonces yerma. Luego, cuando el agua cubre gran parte de la superficie de la Tierra, los cielos se aclaran y el Sol, ardiendo con brillantez, baña el nuevo mundo con luz, calor y radiación.
>>Y en los someros charcos, marismas y lagunas, en medio de grandiosas tormentas eléctricas que periódicamente barren el planeta, la materia salta más allá del nivel vibratorio del carbono hacia un estado más complejo aún: la vibración representada por los aminoácidos. Pero por primera vez este nuevo nivel de vibración no es estable en sí ni por sí mismo. La materia tiene que absorber otra materia para sostener su vibración. Tiene que alimentarse. La vida, el nuevo impulso de la evolución, surge.
>>Todavía confinada a existir únicamente en el agua, ves esta vida dividirse de dos formas distintas: una forma, la que llamamos vegetal, se sustenta de materia inorgánica y convierte los elementos de esta en nutrientes utilizando el dióxido de carbono de la atmósfera primigenia. Como subproducto, las plantas sueltan al mundo por primera vez oxígeno libre. La vida vegetal se extiende rápidamente por los océanos y finalmente también sobre la tierra.
>>La otra forma, la que llamamos animal, absorbe exclusivamente vida orgánica para sostener su vibración.
>>Mientras observas, los animales llenan los océanos en la gran era de los peces y, cuando las plantas han soltado suficiente oxígeno a la atmósfera, inician asimismo su migración a tierra firme.
>>Ves que los anfibios, medio peces, medio algo nuevo, abandonan el agua por primera vez y usan pulmones para respirar aquel inédito aire. Su materia vuelve a dar un salto adelante para generar los reptiles y cubrir con ellos la Tierra en el periodo de los dinosaurios.
>>A continuación vienen los mamíferos de sangre caliente y asimismo poblaron la Tierra, y te das cuenta de que cada especie que aparecía significaba que la vida, la materia, ha avanzado un grado en su vibración. Finalmente la progresión termina. Allí, en el pináculo, está la especie humana.
La aparición de la humanidad no termina el proceso de evolución, la nueva evolución sería espiritual, dentro de la propia especie de los hombres, alcanzando nuevos grados o niveles de la mente, del espíritu, hasta agregarse al todo. Hablamos pues de la evolución del pensamiento, como describe la Segunda Revelación.
Contemplar la historia del universo, de su pasado, de “nuestro” pasado, nos inunda con un mayor conocimiento y comprensión del entorno, como resultado nos asalta una paz e integridad de proporciones altísimas, estamos aceptando y conociendo nuestro origen, extrayendo energía del cosmos, sintiendo amor por todo, por todo de lo que venimos y de lo que formamos parte, un amor que fluye hacia nosotros y a través nuestra.
Hemos encontrado esa nueva fuente de energía, una fuente alternativa, pero no nos es posible conectar con esa fuente si antes no combatimos el particular método que, como individuos, utilizamos en nuestros controles y cesamos de aplicarlo; porque tan pronto como recaemos en el hábito quedamos desconectados de la otra fuente.
>>Desprendernos de ese hábito no es fácil, pues recurrimos a él de forma inconsciente. La clave para eliminarlo es traerlo de pleno a nuestra conciencia, cosa que se consigue viendo que nuestro estilo particular de control sobre los demás es un truco que aprendimos en la infancia para atraer la atención, para lograr que la energía viniese hacia nosotros, y que en ello nos hemos plantado. Este estilo es algo que repetimos una vez y otra, permanentemente. Es lo que llamaríamos una farsa de control.
6ª REVELACIÓN: Clarificar el pasado
La farsa de control es una representació n con la que estamos familiarizados igual que con muchas secuencias de las películas, para la cual escribimos el guión siendo niños. Después hemos repetido la escena un número incontable de veces en nuestra vida cotidiana, ya sin percatarnos. Todo lo que sabemos es que el mismo tipo de acontecimiento nos ocurren repetidamente. El problema es que si estamos repitiendo sin cesar una determinada escena, entonces las determinadas escenas de la película de nuestra vida real, la gran aventura marcada por las coincidencias, no pueden desarrollarse. Paramos la película cuando repetimos nuestra farsa única para maniobrar en busca de energía.
El primer paso para tener las cosas claras es, en el caso de cada uno de nosotros, trasladar nuestra particular farsa de control a plena conciencia. Nada adelantamos hasta que nos miramos realmente a nosotros mismos y descubrimos qué hemos estado haciendo para maniobrar en busca de energía.
>>Cada uno de nosotros debe retroceder a su pasado, volver a los inicios de nuestra vida familiar y ver cómo se formó el hábito que hemos adquirido. Viendo su comienzo nos será más fácil ver de qué manera tratamos de ejercer el control. La mayoría de los miembros de nuestra familia representaban una farsa de control destinada a extraer energía de nosotros, los niños. Debido a ello tuvimos, ante todo, que montar también nuestra farsa de control. Necesitábamos una estrategia para recuperar energía. El desarrollo de nuestras farsas particulares guarda relación con nuestra familia. Sin embargo, una vez hayamos identificado la dinámica de la energía en la familia, podremos rebasar aquellas estrategias de control y ver lo que realmente estaba pasando. Toda persona debe reinterpretar su experiencia familiar desde un punto de vista evolutivo, un punto de vista espiritual, y descubrir quién es realmente. Una vez hecho esto, nuestra farsa de control desaparece y nuestra vida, la auténtica, cambia de rumbo.
Esta revelación nos muestra una clasificación de las farsas de control, a las que acudimos con el fin de ganar energía, definiéndonos por una que practicamos con mayor frecuencia. Todo el mundo manipula a los demás para obtener energía, bien sea agresivamente, forzando a los demás a que les presten atención, bien pasivamente, actuando sobre la simpatía o la curiosidad de la gente para atraer aquella atención. Por ejemplo, si alguien nos amenaza, verbal o físicamente, nos vemos obligados, por miedo a que nos ocurra algo malo, a prestarle atención y, en consecuencia, a cederle energía. La persona que nos amenaza nos estará arrastrando al género de farsa más agresivo, lo que la Sexta Revelación llama el intimidador.
>>Si, por otra parte, alguien nos cuenta las cosas horribles que le ocurren, dando a entender quizá que somos nosotros los responsables y que si nos negamos a ayudarle continuarán ocurriéndole esas cosas horribles, entonces esa persona pretende controlarnos al nivel más pasivo, lo que se conoce como la farsa de un pobre de mí, tratando de hacernos sentir culpables en su presencia aunque sepamos que no hay motivo para sentirse así o no les hayamos hecho nosotros esos males, tan sólo que no hacemos lo suficiente por ayudarles.
>>El interrogador corresponde a otro género de farsa. Es una persona que usa este procedimiento concreto de obtener energía: construir una farsa en la que hace preguntas y sondea el mundo de otra persona con la intención específica de encontrar algo censurable. Cuando lo ha encontrado, critica este aspecto de la vida del otro. Si la estrategia funciona, la persona criticada es incorporada a la farsa. Luego, de súbito, dicha persona se siente cohibida, tímida; se mueve en torno al interrogador y presta atención a cuanto éste hace y piensa, con objeto de no hacer ella algo malo que el interrogador pueda notar. Esta deferencia psíquica proporciona al interrogador la energía que desea.
>>La última farsa consiste en crear una representació n durante la cual el sujeto se aparta y parece misterioso, lleno de secretos. Se dice a sí mismo que obra de este modo por cautela, pero lo que realmente hace es confiar en que alguien será atraído por esta farsa e intentará deducir qué es lo que pasa con él. Cuando alguien lo intenta, él sigue siendo impreciso, indefinido, forzando a la otra persona a insistir, a indagar, a escudriñar para discernir cuáles son sus verdaderos sentimientos. Mientras el otro actúa así, le dedica a él toda su atención y esto proyecta su energía hacia el sujeto en cuestión. Cuanto mayor tiempo lo mantiene interesado y desconcertado, mayor es la energía que recibe el otro.
Así pues, se establece una relación entre las farsas, de modo que contemplando la que interpretaban más comúnmente en nuestro entorno familiar a nuestro respecto, crearon de forma inconsciente la nuestra. El interrogador crea al reservado y viceversa, y el intimidador crea o bien otro intimidador, que compite con él, o bien un pobre de mí.
Existe la tendencia de ver las farsas en los demás y creer que uno está libre de semejantes artificios. Debemos superar esta ilusión para seguir adelante. Casi todos tendemos a aficionarnos, por lo menos durante un tiempo, a una farsa determinada, y es preciso detenernos y estudiarnos a nosotros mismos hasta descubrir cuál es.
Hecho esto, podemos encontrar en nuestras vidas un significado superior, una razón espiritual por la cual nacimos cada uno en una familia concreta y no en otra. Podemos empezar a tener claro quiénes somos realmente.
Para esclarecer nuestro destino, para qué hemos venido al mundo y en el momento y lugar que lo hemos hecho, debemos retornar nuevamente a la familia, centrándonos en el padre y la madre (o en quien adoptó el papel). Debemos observar las aspiraciones y visión del mundo de cada uno, cómo enfocaban la vida, cómo había que vivir, cómo según cada uno había que vivir la vida y trataba de transmitírnoslo tratando de sobreponer su visión a la del otro cónyuge. Viendo esto, podemos esclarecer una fusión de ambas visiones en nosotros, a menos que nos hayamos decantado por la influencia de una concreta. Podemos asumir y aceptar la del padre, o la de la madre, o la de ambos, lo que ocurre con mayor frecuencia. Esclareciendo esto podemos entender nuestra forma de ver la vida y de cómo vivirla, así optaremos más adecuadamente por los caminos que se nos presenten, una vez comprendamos quiénes somos, y así descubrir para qué estamos aquí.
Nosotros tomamos el nivel de evolución de nuestros padres y lo elevamos más aún, es así como continúa la evolución tras al hombre.
7ª REVELACIÓN: Cómo agregarse al fluir
Esta revelación habla de qué manera surgen los objetos ante nosotros, de cómo ciertos pensamientos acuden para servirnos de guía.
Nada ocurre por casualidad, que caminemos tranquilamente y un gran número de cosas y encuentros ocurran no son fruto del azar, esos caminos se nos presentan por alguna razón y esas personas están ahí por otra, en nuestro criterio está discernir qué caminos, que opciones o qué interacciones pueden merecernos la pena. Para dilucidar esto debemos estar conectados con la energía, con la fuente, luego percatarnos de detalles aparentemente sin importancia a fin de determinar qué opción o acción puede tener mensaje para nosotros.
Si hablamos de optar por un elegir una dirección u otra, debemos concentrarnos en ambas y observar el entorno, discerniendo cuál por alguna inexplicable razón nos parezca más atractivo, y no necesariamente por su belleza, sino como una intuición.
Si soñamos algo, debemos analizar este sueño para tratar de descubrir un posible mensaje oculto. Esto se acentúa si el sueño se repite. Las pesadillas nos traen los mensajes más importantes. La trama del sueño hay que compararla con la historia de nuestra vida para comprender su significado. Hay que estar atentos, porque muestran hechos o posibles hechos de nuestra vida en los que no habíamos reparado.
Cuando divagamos en ensoñaciones también hay que estar atento, puede que nos veamos en algún lugar haciendo algo concreto, solos o con alguien determinado, puede que debamos provocar ese encuentro o acudir a ese lugar a fin de buscar lo visualizado, buscar la coincidencia. Si estamos bien conectados, la energía nos muestra el camino antes de que ocurra, y todo aparece como una coincidencia de elegir la opción correcta, lo cual nos llena de vigor y nos hace sentir más vivos. Si el pensamiento o la imaginación de algo acude de improviso a la mente, guarda un significado.
En definitiva, debemos estar alerta a las coincidencias o intuiciones, y de las que se nos den tratar de averiguar cuáles merecen la atención y cuáles podemos descartar, porque al en un lugar concurrido no podemos hablar con todos a la vez, quizá tengamos que elegir por circunstancias de tiempo entre una opción y otra, así pues estas señales nos pueden ayudar a averiguar qué será más provechoso. Tener presente todo esto, nos ayuda a estar prevenidos con lo que ha de venir. Cuando un pensamiento acude a la mente debemos preguntarnos por qué, por qué acude en ese momento concreto y qué relación puede tener con nuestra vida, debemos adoptar la postura de observadores.
De igual modo, los pensamientos negativos, las ensoñaciones de este tipo, hay que rechazarlas en cuanto aparecen. A continuación vendrá otra imagen, otra con buenas consecuencias que se impondrá en nuestra mente. Pronto las imágenes negativas ya no se producirán casi nunca. Nuestras intuiciones se referirán a cosas positivas. Si después de ello, sin embargo, aparecen imágenes negativas, han de ser tomadas muy en serio y no seguirlas, pues es una precognición casi segura, como por ejemplo si tuviéramos la imagen de un accidente de tráfico y poco después se nos presenta la ocasión de un viaje en coche, no hay que aceptarlo.
Para asimilar la Séptima Revelación y entrar realmente en el movimiento de la evolución, uno debe integrar todas las visiones en una única manera de ser. A consecuencia de las revelaciones, uno despierta y ve el mundo como un lugar misterioso que nos proporciona todo cuanto necesitamos, si somos lúcidos y no nos desviamos de nuestro camino. Entonces estamos preparados para iniciar el flujo evolutivo. Nos agregamos a este proceso manteniendo con firmeza en la mente los problemas de nuestra vida cotidiana. Y además estando al acecho de cualquier directriz, lo mismo si viene de un sueño, de un pensamiento intuitivo o de la forma en que nuestro entorno se vuelve iridiscente y se proyecta hacia nosotros. Acumulamos nuestra energía y centramos la atención a nuestras situaciones, a los problemas que tenemos, y en seguida recibimos alguna forma de orientación intuitiva, una idea de adónde ir y qué hacer, y después se producen las coincidencias que nos permiten avanzar en esa dirección. Y cada vez que las coincidencias nos conducen hacia algo nuevo, crecemos, nos convertimos en personas más completas que existen en un nivel de vibración superior.
Todas las respuestas que acuden misteriosamente a nosotros vienen en realidad de otras personas. Pero no todas las personas que nos encontramos tienen la energía o la clarividencia convenientes para revelarte el mensaje que puedan transmitir. Al igual que proyectamos energía hacia las plantas o las cosas, hay que hacer lo mismo con una persona. Cuando la energía entra en ella, le ayuda a ver su propia verdad. Entonces podrá transmitirnos esa verdad.
Nuestro reto es encontrar el lado positivo de toda situación que se nos presente.
8ª REVELACIÓN: La ética interpersonal
La octava trata de cómo relacionarnos con las demás personas, desde los niños hasta las relaciones sentimentales. Trata de cómo aprenderemos finalmente los seres humanos a relacionarnos unos con otros, de cómo proyectar energía hacia los demás y cómo evitar la adicción a las personas. Enseña a utilizar la energía de una manera nueva cuando nos relacionamos con la gente en general, empezando por el principio, por los niños.
A los niños debemos verlos como lo que son realmente, puntas de lanza en la evolución que nos hace progresar. Pero a fin de que aprendan a evolucionar necesitan nuestra energía sobre una base incondicional constante. Lo peor que se le puede hacer a un niño es drenar su energía mientras le reprendemos. Esto es lo que crea en ellos farsas de control. En cambio, estas manipulaciones inducidas en los niños pueden evitarse si los adultos les damos toda la energía que necesitan, cualquiera que sea la situación. Hay que incluirles siempre en las conversaciones, especialmente si se refieren a ellos. Y no se debe asumir responsabilidad sobre más niños que aquellos sobre los que pueda prestar verdadera atención. Un adulto sólo puede concentrarse y dedicar su atención a un único niño cada vez. Si hay demasiados niños para el número de adultos, entonces estos se sienten agobiados y son incapaces de proporcionar suficiente energía. Los niños empiezan a competir unos con otros por el tiempo de los adultos. Los niños deberían conocer el mundo a través de los ojos de los adultos, no de los otros niños. No se debe traer, pues, hijos al mundo si no hay por lo menos un adulto encargado de concentrar toda su atención, y durante todo el tiempo, a un único niño.
>>Los seres humanos aprenderán a ampliar sus familias más allá de los lazos de sangre, En este caso, otra persona puede proporcionar la atención individualizada. No toda la energía ha de proceder exclusivamente de los padres. De hecho, es mejor que no ocurra así.
>>Tratarlos con seriedad y verdad, evitando respuestas fantásticas o caprichosas destinadas a divertir a los adultos frente a sus preguntas. La verdad como respuesta, en un lenguaje adaptado y comprensible para su condición infantil, haciéndoles ver qué es fantasía y qué no lo es. La verdad siempre puede expresarse para el nivel de comprensión infantil, nunca es demasiado complicada para que un niño la entienda.
Otro punto que trata la Octava Revelación es sobre la adicción a otras personas. Cuando uno o una logra aprender a ser claro y se compromete en su propia evolución, cualquiera de nosotros puede verse frenado bruscamente por una adición a otra persona.
>>Esta idea explica por qué en las relaciones sentimentales surgen pugnas por el poder. Siempre nos hemos preguntado qué provoca el fin del arrobamiento y de la euforia de un amor, para convertirlo repentinamente en un conflicto, y ahora podemos saberlo. Es un resultado del flujo de energía entre los individuos implicados.
>>Cuando nace el amor, los dos individuos se están dando energía uno a otro inconscientemente y ambas personas se sienten vigorosas y exaltadas. Éste es el increíble nivel que todos llamamos enamorarse. Por desdicha, en cuanto confían en que esta sensación venga de otra persona, se desconectan de la energía del universo y empiezan a recurrir más aún a la energía del otro; sólo que ahora no parece haber energía suficiente, y en consecuencia cesan de transmitírsela y vuelven a creer en sus farsas en un intento de controlarse mutuamente y extraer la energía del otro sin reciprocidad. Es en este punto cuando la relación degenera en el usual forcejeo por el poder. Nuestra susceptibilidad a este género de adicción puede ser descrita psicológicamente: el problema empieza en nuestra familia de origen. Debido a la competencia que suele haber por la energía en las familias, ninguno de nosotros ha sido capaz de completar un proceso psicológico muy significativo. No hemos sabido integrar nuestro opuesto lado sexual.
>>La razón de que caigamos en la adicción a una persona del sexo contrario es que todavía no hemos accedido a esta energía del sexo opuesto nosotros solos, por nuestra propia cuenta. La energía mística que podemos aprovechar como fuente interna es a la vez masculina y femenina.
>>Eventualmente podemos abrirnos a ella, pero cuando empezamos a evolucionar hemos de ser muy cautelosos. El proceso de integración requiere tiempo. Si conectamos prematuramente con una fuente humana para obtener nuestra energía, femenina o masculina según sea el caso, cerramos el paso al suministro universal.
>>Piense en cómo debería funcionar esta integración en el seno de una familia ideal. En cualquier familia, el hijo recibirá su primera energía de los adultos que forman parte de su vida. Por lo general, hay tendencia a identificarse con el progenitor del mismo sexo para integrar su energía; y eso se consigue con facilidad. Pero recibir la energía del otro puede ser más difícil debido a la diferencia de sexo.
>>Tomando como ejemplo a una niña, todo lo que ella sabe las primeras veces que intenta integrar su lado masculino es que se siente fuertemente atraída por su padre. Quiere tenerle constantemente cerca, a su lado si puede ser. Lo que ella realmente quiere es energía masculina, porque esta complementa su lado femenino. De la energía masculina recibe una sensación de consumación y euforia. Pero comete el error de creer que la única manera de conseguir esta energía es poseyendo sexualmente a su padre y teniéndole físicamente cerca.
>>Interesa destacar que, dado que la niña intuye que dicha energía debería en realidad ser suya y que ella debería poder gobernarla a voluntad, pretenderá dirigir al padre como si él fuera aquella parte de su persona. Cree que su padre es mágico y perfecto y capaz de satisfacer su más mínimo capricho. En una familia menos ideal que la que hemos imaginado, esto establece enseguida un conflicto de poder entre la niña y su padre. Se configuran las farsas a medida que ella aprende a tomar posiciones destinadas a manipularle a él para que le transmita la energía que desea.
>>Sin embargo, en la familia ideal, el padre se mantendrá al margen de la competición. Continuará relacionándose honestamente con su hija y tendrá suficiente energía como para abastecerla incondicionalmente, incluso aunque no pueda hacer todo lo que ella le pide. Lo que importa saber aquí, en nuestro ejemplo ideal, es que el padre seguirá abierto y comunicativo. Ella cree que es magnífico, insuperable, pero si él explica francamente quién es y qué hace y por qué lo hace, entonces la niña puede integrar su estilo, sus aptitudes particulares, e ir más allá de la imagen irreal de su padre. Al final le verá como un ser humano determinado, un ser humano dotado de sus propios defectos y virtudes. Una vez tiene lugar esta auténtica emulación, la niña entrará en una rápida transición que la llevará de recibir de su padre la energía del sexo opuesto a recibirla como parte de la energía total que existe en la inmensidad del universo.
>>El problema está en que la mayoría de los padres, hasta ahora, ha venido compitiendo con sus hijos por la energía, y esto nos ha afectado a todos. Debido a que existía esta competición, ninguno de nosotros ha resulto como corresponderí a la cuestión pendiente del sexo opuesto. Todos nos hemos plantando en la etapa en que todavía buscamos le energía del sexo opuesto fuera de nuestra identidad, en la persona de un varón o una hembra a quien consideramos ideal y mágico y a quien podemos poseer sexualmente.
En términos de nuestra aptitud para evolucionar conscientemente, nos enfrentamos a una situación crítica. De acuerdo con la Octava Revelación, cuando empezamos a evolucionar empezamos también a recibir auténticamente la energía de nuestro sexo opuesto. Procede naturalmente de la energía que hay en el universo. Pero debemos tener cuidado, porque si aparece otra persona que nos ofrece directamente esa energía podemos desconectarnos de la genuina fuente, y retroceder.
Bien, pues el nuevo problema con esta persona aparentemente completa –esta O que hemos creado de dos sujetos distintos incompletos, dos C- es que se han necesitado dos individuos para hacerla, uno que aporte la energía masculina y otro la femenina. Esta persona única tiene consecuentemente dos cabezas, es decir, dos egos. Ambos componentes quieren gobernar la persona completa que han creado, y así, exactamente como en la infancia, las dos personas quieren mandar una sobre otra; de hecho, lo que ambas sienten es que la otra persona es ella misma, y esta especie de sensación de integridad acaba en una pugna por el poder. Al final, cada persona debe prescindir de la otra, incluso invalidarla, para que le sea posible conducir su propia entidad humana en la dirección que desea. Ello, por supuesto, no funciona, o por lo menos no funciona en la actualidad. Quizás en el pasado uno de los que podríamos llamar socios se avenía a someterse a otro; generalmente la mujer, en ocasiones el hombre. Pero ahora estamos despertando. Nadie debe estar subordinado a nadie.
>>No se trata de decir adiós a nuestra vida sentimental, ni mucho menos, pero antes hemos de completar el círculo nosotros solos y estabilizar nuestra comunicación con el universo. Esto exige tiempo, aunque después no volveremos a padecer nunca el problema y alcanzaremos lo que la revelación define como una relación culminante. Cuando, a continuación, conectemos sentimentalmente con otra persona completa, crearemos una persona superior, pero sin salirnos ya de nuestra evolución individual.
>>Por tanto, hay que resistirse por un tiempo al sentimiento de “amor a primera vista”, aprendiendo a tener relaciones platónicas con el sexo opuesto. Pero hay que recordar el proceso. Debe tener relaciones sólo con personas que se revelen totalmente a sí mismas, que le digan cómo y por qué están haciendo lo que hacen; en otras palabras, igual que habría ocurrido con el progenitor del otro sexo durante la infancia ideal. Si uno sabe quiénes son realmente por dentro sus amigos del sexo opuesto, escapará de la proyección de sus propias fantasías sobre la relación y ello liberará para conectar de nuevo con el universo.
>>Esto no es fácil, especialmente si uno ha de romper una relación normal de mutua dependencia. Es una auténtica separación de la fuente de energía. Duele mucho. Pero debe hacerse. La dependencia mutua no es una especie de enfermedad nueva que algunos padecen. Todos padecemos esa dependencia mutua, y todos, hoy en día, la estamos superando.
>>La idea es empezar a experimentar esa misma sensación de bienestar y euforia que se produce en los primeros momentos de una relación de mutua dependencia, pero estando solos. Uno ha de tenerle a él o a ella en su propio interior. Después de esto, uno evoluciona hacia delante y puede encontrar la relación sentimental que específicamente le conviene.
Cuando vemos a una persona varias veces en un periodo corto de tiempo, a la que quizá no hemos visto nunca o hacía tiempo que no veíamos, y creemos que es fruto del azar, no es así. Esa persona tiene con seguridad un mensaje para nosotros, o nosotros para ella. O bien cuando llegamos a un lugar repleto de gente y se nos cruza la mirada con alguien, o tenemos la sensación de que cierta persona nos resulta familiar a pesar de no haberla visto nunca, también hay que estar alerta a estos detalles.

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