Extraño choque en el espacio entre un satélite ruso y un estadounidense
Washington, 11 feb (AFP).- Un satélite comercial estadounidense quedó destruido tras colisionar en el espacio con uno ruso, un accidente particularmente raro, informó el miércoles la sociedad Iridium, dueña del satélite estadounidense.
El impacto de los dos satélites ha creado dos nubes de escombros que estaban siendo seguidas este jueves por los expertos de la agencia espacial estadounidense, la Nasa.
Según la Nasa, hay pocos riesgos de que la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) impacte con alguna de las dos nubes.
La empresa Iridium, con sede en Bethesda (Maryland, este de EEUU), indicó haber "perdido un satélite operacional" tras un choque el martes con un satélite ruso fuera de servicio, en lo que consideró uno de los primeros accidentes graves de este tipo en el espacio.
"Hubo una colisión el 10 de febrero de 2009 (...) a unos 800 km de altitud entre un satélite Iridium-33 y un satélite militar ruso Kosmos-2251" , declaró el comandante de las fuerzas espaciales rusas, el general Alexander Yakushin, citado por la agencia Interfax.
El general Yakushin precisó que el satélite ruso había sido puesto en órbita en 1993, pero que el aparato "no era utilizado" desde 1995.
Este tipo de colisión a cientos de kilómetros de la Tierra es "extremadamente raro" y "muy poco probable", señaló Iridium.
La empresa precisó que tomará "las medidas necesarias para reemplazar al satélite dañado". Iridium, que posee una flota de 66 satélites de telecomunicaciones, aseguró que el accidente no podía deberse a una eventual falla de su satélite.
Su pérdida podría "generar una perturbación muy limitada" de las comunicaciones, aseguró la empresa.
La Nasa evalúa el riesgo de la basura dejada por el choque de los satélites
Washington, 12 feb (AFP).- El choque de un satélite estadounidense y un satélite militar ruso, el mayor accidente de ese tipo en el espacio, ha dejado dos nubes de escombros que están siendo evaluadas este jueves por expertos de la Nasa, debido a los riesgos que podrían comportar para la Estación Espacial Internacional y otras naves.
Un satélite de comunicaciones de la compañía estadounidense Iridium chocó el martes con un satélite militar ruso en desuso, informaron funcionarios rusos. "Hubo una colisión el 10 de febrero de 2009 (...) a unos 800 km de altitud entre un satélite Iridium-33 y un satélite militar ruso Kosmos-2251" , declaró el comandante de las fuerzas espaciales rusas, el general Alexander Yakushin, citado por la agencia Interfax.
Yakushin precisó que el satélite ruso había sido puesto en órbita en 1993, pero que el aparato "no era utilizado" desde 1995.
La agencia espacial estadounidense (NASA) seguía el rastro de cientos de escombros resultantes de la colisión e informó que hay pocos riesgos de que la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) impacte con alguna de las dos nubes de desechos, según reportó Space News.
En un comunicado, Iridium, con sede en Bethesda (Maryland, este), indicó que este tipo de colisión a cientos de kilómetros de la Tierra es "extremadamente inusual" y "muy poco probable". Iridium, que posee una flota de 66 satélites de telecomunicaciones, aseguró que el accidente no puede deberse a una falla de su satélite.
De acuerdo a Space News, la Nasa emitió un alerta el martes señalando que el satélite ruso Kosmos-2251 de 900 Kg chocó con la nave de Iridium, de 560 Kg, a las 16H55 GMT, a 790 Km de altura sobre Siberia.
Una nota de la Nasa informó que los funcionarios "determinaron que el riesgo para la estación espacial es elevado, (aunque) estiman que está dentro de los límites aceptables", informó el diario estadounidense The Washington Post.
Según la nota, si bien existe un pequeño riesgo de que la ISS ingrese en las nubes de escombros, la estación espacial orbita a 354 Km sobre la Tierra, es decir 436 Km por debajo de la órbita de la colisión.
Las colisiones cósmicas entre restos de naves o basura espacial no son nuevas, pero los funcionarios de la Nasa señalan que éste es el primer accidente que involucra a dos satélites intactos, señaló el Washington Post.
El portavoz de la Nasa John Yembrick señaló al diario que los escombros continuarán expandiéndose y que podrían forzar a la Estación Espacial Internacional a emprender alguna maniobra evasiva.
"La estación espacial tiene la capacidad de hacer maniobras para evitar escombros si es necesario" y lo ha hecho ya en ocho ocasiones, indicó.
Cerca de 6.000 satélites han sido enviados al espacio desde que la antigua Unión Soviética lanzó el primer orbitador habitado, el Sputnik 1, en 1957. De ellos, unos 3.000 satélites siguen operativos, según la Nasa.
Los expertos están cada vez más preocupados por la basura orbital, que se ha acumulado rápidamente en las más de cinco décadas de actividad humana en el espacio.
Antes de este último accidente, había más de 300.000 objetos orbitando la Tierra de entre 1 y 10 cm de diámetro, y miles de millones de piezas más pequeñas, según un informe divulgado el año pasado por un grupo internacional de control llamado Space Security Index.
Estos mínimos escombros, a velocidades que pueden alcanzar miles de kilómetros por hora, pueden dañar o destruir una nave que vale miles de millones de dólares.
La ISS fue instalada hace poco más de 10 años en la órbita terrestre con el fin de facilitar la investigación científica y la exploración espacial. Se prevé que su construcción concluya en 2010 y es financiada por Estados Unidos y otros 15 países.
'Béjar', una bola de fuego de Júpiter que cayó en Salamanca
Rosa M. Tristán. Madrid, 10 feb (El Mundo).- Una inmensa roca de casi dos toneladas de peso, que se estrelló contra la atmósfera terrestre el pasado 11 de julio, viajó hasta la Tierra desde un cometa de la familia del gigantesco Júpiter, según ha revelado un grupo de investigadores españoles.
El suceso, uno de los más brillantes de los últimos 10 años, pudo ser visto desde España y Portugal el pasado verano y su desaceleració n, al atravesar la atmósfera terrestre, se produjo sobre la provincia de Salamanca, en concreto en el municipio de Béjar, al que debe su nombre. Fue allí donde tuvo lugar el momento de mayor luminosidad de la gigantesca bola de fuego.
El bólido, que fue registrado por ls cámara de la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteorito, procede de una corriente de meteoroides conocida como las Omicrón Dracónidas, que surgieron tras la desintegració n del cometa C1919Q2 Metcalf, durante el siglo pasado.
Los autores del trabajo, que será publicado en la revista 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Society', son los investigadores Josep Maria Trigo, del CSIC, y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña; José María Madiedo, de la Universidad de Huelva, Iwan Williams, de la Universidad británica Queen Mary, y Alberto Castro-Tirado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Posibles meteoritos
"Es interesante identificar el fragmento de un cometa con suficiente consistencia como para que sobreviva a su brusca interacción con la atmófera. Hasta el momento, no hemos recuperado ningún meteorito procedente de un cometa. Creemos que los cometas que se desintegran podrían albergar rocas de gran consistencia en su estructura interna", señala Josep María Trigo.
Según sus estimaciones, la bola de fuego llegó hasta unos 22 kilómetros de altura desde la Tierra.
Días antes de que llegara a nuestro planeta, la noche del 3 al 4 de julio, el equipo de investigadores ya había detectado un estallido que procedía de las Omicron Dracónidas. Las órbitas de tres de las partículas detectadas en el espacio parecen estar asociadas tanto a la roca 'Béjar' como al cometa desintegrado, según el análisis de los expertos.
Los investigadores confían en que la roca haya producido meteoritos. "Sería un hito científico", aseguran. Hasta ahora, sólo la sonda 'Stardust' ha recuperado pequeñas briznas de rocas de un cometa.
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/02/10/ciencia/1234268178.html
Extremas temperaturas en la atmósfera externa del Sol, un desafío para la física
Ana María Santana Díaz. Tenerife, 12 feb (EFE).- La física solar se enfrenta a desafíos como el de averiguar qué causa el aumento de temperatura desde la superficie visible del Sol, la fotosfera, hasta sus capas exteriores, donde se pueden alcanzar los tres millones de grados centígrados, afirma la astrónoma Inés Rodríguez Hidalgo.
Esta es una de la cuestiones "abiertas" para la física solar, para la que aún no se ha encontrado una explicación satisfactoria, señaló a Efe la investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), quien hoy ofrecerá una conferencia sobre el Sol en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife.
Inés Rodríguez Hidalgo detalla que, más allá de su superficie visible, el Sol posee una atmósfera muy tenue y con un brillo mucho menor que el de la fotosfera, por lo que no resulta visible a simple vista.
Sorprendentemente, la temperatura en la zona más externa de la atmósfera solar, la corona -esa diadema luminosa que se observa alrededor del Sol durante un eclipse total- aumenta considerablemente, sin que se haya encontrado un modelo teórico compatible con las observaciones que lo justifique.
De hecho, también en la cromosfera, capa situada entre la fotosfera y la corona, la temperatura es mayor que en la primera, aunque no tan alta como en la segunda.
Los científicos apuntan varios posibles mecanismos para este calentamiento, como la disipación de energía por ondas acústicas, que podría justificar parte del calentamiento de la cromosfera, aunque no de la corona solar, añade la investigadora del IAC.
Dado que la existencia, estructura y evolución de la cromosfera y la corona están determinadas por el magnetismo solar, los expertos consideran que éste debe ser el principal responsable de este aumento de la temperatura en esas capas.
Se apuntan fenómenos explosivos a pequeña escala, las micro o nano fulguraciones, relacionados con procesos de reconfiguració n de la estructura magnética de una determinada zona, como causas del calentamiento.
La astrónoma explica que su conferencia incluirá espectaculares animaciones e imágenes del Sol obtenidas por telescopios terrestres, el satélite "SoHO" o las misiones espaciales más recientes.
"El Sol es la fuente última de la vida en la Tierra y, aunque parezca una obviedad, es una estrella, la única en cuya superficie podemos resolver detalles, por lo que constituye nuestro enlace local con el resto del Universo", señala Rodríguez Hidalgo.
Por eso es tan importante conocer las características físicas del Sol, su estructura, sus mecanismos de generación y transporte de energía, los variados fenómenos de su interior y atmósfera.
De hecho, entender bien la estructura solar ayuda a entender la estructura de las estrellas (que son simplemente "puntos brillantes" vistos incluso a través de los telescopios más grandes) mientras que, por su cercanía, el Sol ayuda a comprobar la validez de las teorías científicas sobre estos objetos estelares.
La investigadora hará "especial hincapié" en la conexión entre el Sol y la Tierra y cómo la estrella influye en el planeta.
http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pRef=2009021200_44_555010__Ciencia-y-Salud-Extremas-temperaturas-atmosfera-externa-desafio-para-fisica
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