http://www2.nict.go.jp/y/y223/simulation/realtime/index.html
Rich N
http://richjn.blogspot.com/
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La magnetosfera o magnetósfera es una región alrededor de un planeta en la que el campo magnético de éste desvía la mayor parte del viento solar formando un escudo protector contra las partículas cargadas de alta energía procedentes del Sol. La magnetosfera terrestre no es única en el Sistema Solar y todos los planetas con campo magnético, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano, y Neptuno poseen una magnetosfera propia. Ganimedes, satélite de Júpiter, tiene un campo magnético pero demasiado débil para atrapar el plasma del viento solar. Marte tiene una muy débil magnetización superficial sin magnetosfera exterior.
Las partículas del viento solar que son detenidas forman los cinturones de Van Allen. En los polos magnéticos, las zonas en las que las líneas del campo magnético terrestre penetran en su interior, parte de las partículas cargadas son conducidas sobre la alta atmósfera produciendo las auroras boreales o australes. Tales fenómenos aurorales han sido también observados en Júpiter y Saturno.
Las partículas del viento solar que son detenidas forman los cinturones de Van Allen. En los polos magnéticos, las zonas en las que las líneas del campo magnético terrestre penetran en su interior, parte de las partículas cargadas son conducidas sobre la alta atmósfera produciendo las auroras boreales o australes. Tales fenómenos aurorales han sido también observados en Júpiter y Saturno.
Inversión geomagnética
Una inversión geomagnética es un cambio en la orientación del campo magnético terrestre tal que las posiciones del polo norte y sur magnético se intercambian. Estos eventos, los cuales se cree duran de cientos a miles de años a menudo implican un descenso prolongado de la fuerza del campo magnético seguida por una recuperación rápida después de que la nueva orientación se ha establecido.
Durante largos periodos, las inversiones magnéticas parecen haber ocurrido con una frecuencia de uno a cinco eventos por millón de años. No obstante esta duración es altamente variable.
Durante algunos periodos de tiempo geológicos, el campo magnético terrestre se observa mantuvo una sola orientación por decenas de millones de años. Otros eventos parecen haber ocurrido muy rápidamente con no más que una inversión en cincuenta milenios.
La última inversión de que se tiene dato fue la inversión Brunhes-Matuyama, aproximadamente hace 780.000 años.
Causas
La opinión científica se encuentra dividida al tratar de explicar qué causa la inversión geomagnética. Muchos científicos creen que la inversión es un aspecto inherente de la hipótesis de la dínamo de cómo el campo geomagnético es generado. En simulaciones por ordenador, se observa que las líneas de campo magnético pueden algunas veces entrelazarse e incluso desorganizarse por los movimientos caóticos del metal líquido del núcleo externo.
En algunas simulaciones, esto conduce a una inestabilidad en la cual el campo magnético se invierte espontáneamente a la orientación contraria. Este argumento es respaldado por las observaciones del campo magnético solar, el cual experimenta inversiones espontáneas cada 7-15 años (ver: Ciclo solar).
Sin embargo, en el caso del Sol, se observa que la intensidad magnética solar se incrementa demasiado durante una reversión, mientras que en el caso de la Tierra, las inversiones parecen ocurrir durante una disminución en la fuerza del campo magnético.
Los métodos de cálculo actuales han utilizado grandes simplificaciones, para producir los modelos que corren en aceptables escalas de tiempo para programas de investigación.
Una opinión minoritaria, sustentada por figuras como Richard A. Muller, es que las inversiones geomagnéticas no son procesos espontáneos, sino más bien que éstos son accionados por eventos externos los cuales interrumpen directamente el flujo dentro del núcleo de la tierra. Tales procesos pueden incluir la llegada de trozos continentales llevados hacia abajo del manto por la acción de las placas tectónicas en las zonas de subducción, la iniciación de nuevas protuberancias en los límites del manto central y posiblemente fuerzas de cizalla debidas a algún Impacto astronómico.
Los sustentantes de esta teoría afirman que cualquiera de estos eventos pueden conducir a una interrupción a gran escala del dínamo terrestre, al desactivar efectivamente el campo geomagnético. Desde que el campo se encuentra fijo en la orientación Norte-Sur actual o una orientación invertida, proponen que cuando el campo se recupera de tal interrupción, elige de manera espontánea ya sea uno u otro estado, de tal manera que la recuperación es vista como una inversión en cerca de la mitad de todos los casos.
Las interrupciones breves que no tienen como resultado una inversión son conocidas y se les conoce como excursiones geomagnéticas.
En la actualidad, el campo magnético en general ha venido a ser más débil, en una tasa que de continuar, ocasione que el campo se desplome temporalmente hacia el año 3000 o 4000. La anomalía del Atlántico Sur se cree que es producto de ello. El fuerte deterioro corresponde a un descenso en un 10 a un 15% sobre los últimos 150 años, y se ha acelerado en los últimos años; sin embargo la intensidad geomagnética ha disminuido casi de manera contínua en un máximo de 35% por encima del valor más reciente logrado. La tasa de disminución y la fuerza actual está dentro de lo normal de variación, como lo demuestran los registros de los campos magnéticos en el pasado, detectados en las rocas.
Nadie sabe, si el decaimiento del campo continuará en el futuro. Dado que ninguna inversión magnética ha sido observada por el humano moderno y el mecanismo de la generación de éste no está del todo comprendido, es difícil decir cuales son las características del campo magnético que conducirán a dicha reversión. Algunos especulan que una gran disminución del campo magnético, durante un periodo de reversión, expondrá a la superficie de la tierra a un sustancial y potencial incremento de radiación cósmica. Pero, el Homo erectus y sus ancestros ciertamente han sobrevivido muchas inversiones previas.
No hay evidencia de que una inversión del campo magnético haya causado cualquier extinción biológica. Una posible explicación es que el viento solar puede inducir un campo magnetico suficiente -en la ionosfera de la Tierra - para protegerla de las partículas altamente energéticas, aún en ausencia del campo magnetico normal del planeta.
El polo norte magnético de la tierra se está desplazando de Canadá hacia Siberia con una tasa de 10 km por año al comienzo del siglo XX llegando a 40 km por año en el 2003. Se desconoce si este deslizamiento continuará acelerándose.
Aunque la inspección de las inversiones ocurridas en el pasado no implican extinciones biológicas, la sociedad actual con su dependencia de la electricidad y sus efectos electromagnéticos (ej. la radio, la comunicación satelital) puede ser vulnerable a la interrupción tecnológica bajo las condiciones de una completa inversión de los campos magnéticos.
Glatzmaier y su colaborador Paul Roberts (de la UCLA) han construido un modelo numérico de los procesos dinámicos, líquidos y electrodinámicos al interior de la Tierra y lo procesaron en una supercomputadora Cray. Los resultados reprodujeron las características clave del campo magnético, simulando un tiempo de 40 ka. Además se pudo observar que el campo generado por el cálculo del ordenador, se invirtió por sí mismo.
Una inversión geomagnética es un cambio en la orientación del campo magnético terrestre tal que las posiciones del polo norte y sur magnético se intercambian. Estos eventos, los cuales se cree duran de cientos a miles de años a menudo implican un descenso prolongado de la fuerza del campo magnético seguida por una recuperación rápida después de que la nueva orientación se ha establecido.
Durante largos periodos, las inversiones magnéticas parecen haber ocurrido con una frecuencia de uno a cinco eventos por millón de años. No obstante esta duración es altamente variable.
Durante algunos periodos de tiempo geológicos, el campo magnético terrestre se observa mantuvo una sola orientación por decenas de millones de años. Otros eventos parecen haber ocurrido muy rápidamente con no más que una inversión en cincuenta milenios.
La última inversión de que se tiene dato fue la inversión Brunhes-Matuyama, aproximadamente hace 780.000 años.
Causas
La opinión científica se encuentra dividida al tratar de explicar qué causa la inversión geomagnética. Muchos científicos creen que la inversión es un aspecto inherente de la hipótesis de la dínamo de cómo el campo geomagnético es generado. En simulaciones por ordenador, se observa que las líneas de campo magnético pueden algunas veces entrelazarse e incluso desorganizarse por los movimientos caóticos del metal líquido del núcleo externo.
En algunas simulaciones, esto conduce a una inestabilidad en la cual el campo magnético se invierte espontáneamente a la orientación contraria. Este argumento es respaldado por las observaciones del campo magnético solar, el cual experimenta inversiones espontáneas cada 7-15 años (ver: Ciclo solar).
Sin embargo, en el caso del Sol, se observa que la intensidad magnética solar se incrementa demasiado durante una reversión, mientras que en el caso de la Tierra, las inversiones parecen ocurrir durante una disminución en la fuerza del campo magnético.
Los métodos de cálculo actuales han utilizado grandes simplificaciones, para producir los modelos que corren en aceptables escalas de tiempo para programas de investigación.
Una opinión minoritaria, sustentada por figuras como Richard A. Muller, es que las inversiones geomagnéticas no son procesos espontáneos, sino más bien que éstos son accionados por eventos externos los cuales interrumpen directamente el flujo dentro del núcleo de la tierra. Tales procesos pueden incluir la llegada de trozos continentales llevados hacia abajo del manto por la acción de las placas tectónicas en las zonas de subducción, la iniciación de nuevas protuberancias en los límites del manto central y posiblemente fuerzas de cizalla debidas a algún Impacto astronómico.
Los sustentantes de esta teoría afirman que cualquiera de estos eventos pueden conducir a una interrupción a gran escala del dínamo terrestre, al desactivar efectivamente el campo geomagnético. Desde que el campo se encuentra fijo en la orientación Norte-Sur actual o una orientación invertida, proponen que cuando el campo se recupera de tal interrupción, elige de manera espontánea ya sea uno u otro estado, de tal manera que la recuperación es vista como una inversión en cerca de la mitad de todos los casos.
Las interrupciones breves que no tienen como resultado una inversión son conocidas y se les conoce como excursiones geomagnéticas.
En la actualidad, el campo magnético en general ha venido a ser más débil, en una tasa que de continuar, ocasione que el campo se desplome temporalmente hacia el año 3000 o 4000. La anomalía del Atlántico Sur se cree que es producto de ello. El fuerte deterioro corresponde a un descenso en un 10 a un 15% sobre los últimos 150 años, y se ha acelerado en los últimos años; sin embargo la intensidad geomagnética ha disminuido casi de manera contínua en un máximo de 35% por encima del valor más reciente logrado. La tasa de disminución y la fuerza actual está dentro de lo normal de variación, como lo demuestran los registros de los campos magnéticos en el pasado, detectados en las rocas.
Nadie sabe, si el decaimiento del campo continuará en el futuro. Dado que ninguna inversión magnética ha sido observada por el humano moderno y el mecanismo de la generación de éste no está del todo comprendido, es difícil decir cuales son las características del campo magnético que conducirán a dicha reversión. Algunos especulan que una gran disminución del campo magnético, durante un periodo de reversión, expondrá a la superficie de la tierra a un sustancial y potencial incremento de radiación cósmica. Pero, el Homo erectus y sus ancestros ciertamente han sobrevivido muchas inversiones previas.
No hay evidencia de que una inversión del campo magnético haya causado cualquier extinción biológica. Una posible explicación es que el viento solar puede inducir un campo magnetico suficiente -en la ionosfera de la Tierra - para protegerla de las partículas altamente energéticas, aún en ausencia del campo magnetico normal del planeta.
El polo norte magnético de la tierra se está desplazando de Canadá hacia Siberia con una tasa de 10 km por año al comienzo del siglo XX llegando a 40 km por año en el 2003. Se desconoce si este deslizamiento continuará acelerándose.
Aunque la inspección de las inversiones ocurridas en el pasado no implican extinciones biológicas, la sociedad actual con su dependencia de la electricidad y sus efectos electromagnéticos (ej. la radio, la comunicación satelital) puede ser vulnerable a la interrupción tecnológica bajo las condiciones de una completa inversión de los campos magnéticos.
Glatzmaier y su colaborador Paul Roberts (de la UCLA) han construido un modelo numérico de los procesos dinámicos, líquidos y electrodinámicos al interior de la Tierra y lo procesaron en una supercomputadora Cray. Los resultados reprodujeron las características clave del campo magnético, simulando un tiempo de 40 ka. Además se pudo observar que el campo generado por el cálculo del ordenador, se invirtió por sí mismo.
Tormenta geomagnética
Una tormenta geomagnética es una perturbación temporal de la magnetosfera terrestre. Asociada a una eyección de masa coronal (CME), un agujero en la corona o una llamarada solar, es una onda de choque de viento solar que llega entre 24 y 36 horas después del suceso. Esto solamente ocurre si la onda de choque viaja hacia la Tierra. La presión del viento solar sobre la magnetosfera aumentará o disminuirá en función de la actividad solar. La presión del viento solar modifica las corrientes eléctricas en la ionosfera. Las tormentas magnéticas duran de 24 a 48 horas, aunque pueden prolongarse varios días.
Etapas Etapas de una tormenta solar, siendo A la Erupción solar, B la Tormenta de radiación y C la CME:
Erupción solar.- La primera etapa, que puede romper las comunicaciones. Tarda 8 min. en llegar. Además, hace que la atmósfera aumente su tamaño hasta las órbitas de los satélites, altere sus órbitas y haga que estos caigan a tierra.
Tormenta de Radiación.- Consiste en un "bombardeo" de radiación contra la Tierra. Esta puede freír los circuitos eléctricos y atacar a las personas. En la Tierra estamos protegidos gracias a los efectos combinados de la Atmósfera y la Magnetosfera. Debido a esto, sólo afecta a los astronautas que no estén a salvo.
Expulsiones de Masa Coronal del Sol (CME).- La onda más peligrosa, ya que daña a los satélites y a los transformadores eléctricos del planeta por los que pase electricidad. Daña las comunicaciones en todo el planeta. Tiene campo magnético: si está orientada al norte, rebotará inofensivamente en la magnetosfera; si está orientada hacia el sur, causaría una catástrofe global, por los daños que ocasionaría.
Una tormenta geomagnética es una perturbación temporal de la magnetosfera terrestre. Asociada a una eyección de masa coronal (CME), un agujero en la corona o una llamarada solar, es una onda de choque de viento solar que llega entre 24 y 36 horas después del suceso. Esto solamente ocurre si la onda de choque viaja hacia la Tierra. La presión del viento solar sobre la magnetosfera aumentará o disminuirá en función de la actividad solar. La presión del viento solar modifica las corrientes eléctricas en la ionosfera. Las tormentas magnéticas duran de 24 a 48 horas, aunque pueden prolongarse varios días.
Etapas Etapas de una tormenta solar, siendo A la Erupción solar, B la Tormenta de radiación y C la CME:
Erupción solar.- La primera etapa, que puede romper las comunicaciones. Tarda 8 min. en llegar. Además, hace que la atmósfera aumente su tamaño hasta las órbitas de los satélites, altere sus órbitas y haga que estos caigan a tierra.
Tormenta de Radiación.- Consiste en un "bombardeo" de radiación contra la Tierra. Esta puede freír los circuitos eléctricos y atacar a las personas. En la Tierra estamos protegidos gracias a los efectos combinados de la Atmósfera y la Magnetosfera. Debido a esto, sólo afecta a los astronautas que no estén a salvo.
Expulsiones de Masa Coronal del Sol (CME).- La onda más peligrosa, ya que daña a los satélites y a los transformadores eléctricos del planeta por los que pase electricidad. Daña las comunicaciones en todo el planeta. Tiene campo magnético: si está orientada al norte, rebotará inofensivamente en la magnetosfera; si está orientada hacia el sur, causaría una catástrofe global, por los daños que ocasionaría.
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