Yo os bendigo, y os emplazo a servir con humildad y fraternidad a todos aquellos que os pidan ayuda, y que vosotros les daréis, aunque éstos, por timidez o por orgullo, no se atrevan a pedírosla.
Queridos hijos:
No os quepa duda a ninguno de vosotros de que vuestros caminos, aunque a veces duros y plagados de dudas, pruebas y a veces confusión, no los holláis en solitario, sino que estáis siendo acompañados por Nosotros, que velamos porque os mantengáis en el camino correcto, sin desviaros de vuestra ruta, que os llevará hasta la suprema sabiduría del Ser.
El Amor que os tenemos, queridos míos, no se puede expresar en palabras. Nosotros, los Maestros de Sabiduría y Amor, estamos dispuestos a experimentar cualquier sacrificio, por duro y doloroso que éste sea, para ayudar a todos los que deseen ser ayudados y conducirles con presteza y habilidad por la senda más rápida y segura hacia la Salvación. Una gran tristeza nos embarga cuando los seres humanos que pretendemos ayudar hacen oídos sordos a nuestros consejos y nuestras recomendaciones, y nos vemos forzados a observar cómo se equivocan y erran sus caminos, haciendo muchas veces lo que no deben hacer, y no cumplen el papel que vinieron a desempeñar en esta encarnación, cuando tomaron esta vestimenta de carne.
Es normal que los que no están preparados para seguir el camino sublime e imperial del Espíritu, porque son almas aún jóvenes, lleven una vida de materialismo y de búsqueda de goces y placeres mundanos. Pero aquellos que son almas más viejas, y que deberían estar entregados a causas nobles y humanitarias de ayuda al prójimo, es muy triste y decepcionante que por razones banales como por pereza, comodidad o búsqueda de fama y renombre personal, renuncien a la misión gloriosa que en su destino estaba que debían cumplir.
Si tú, el que estás leyendo ahora estas líneas, eres uno de esos hombres y mujeres elegidos, señalados por el dedo divino para que te unas a la red de servidores de la luz, estás dispuesto a ofrecerte para dar alegría, confianza y consuelo a tantas y tantas almas que lo necesitan, y que lo necesitarán en los tiempos que se acercan, bienvenido seas una y mil veces.
Bendito seas, hermano y hermana, pero tampoco queremos que lo hagas sintiéndote impelido, como el que hace algo por obligación, ni siquiera como un sacrificio forzado y vacío, sino queremos que lo hagas con alegría, con entusiasmo y por la satisfacción de comprobar cómo tu esfuerzo ha servido para que otros hermanos vuestros hayan obtenido la ayuda que necesitaban.
Sí, que la Luz del Divino Dios ilumine y glorifique a toda criatura que utilice su tiempo disponible, fuera de su trabajo y también durante su trabajo, para la expansión de la luz, la paz y el amor en todos los corazones de los seres que se beneficien de ello.
Yo os bendigo, y os emplazo a servir con humildad y fraternidad a todos aquellos que os pidan ayuda, y que vosotros les daréis, aunque éstos, ya sea por timidez o por orgullo, no se atrevan a pedírosla. Conceded vuestra ayuda aún antes de que os la pidan, y el Cielo os recompensará con sus bendiciones.
Estamos todos juntos en esta tarea, porque en verdad Somos Uno.
Con Amor, vuestro hermano que os ama,
El Maestro Kuthumi
1 comentario:
gracias maestro Kutumi por tus refrescantes palabras,gracias ojo de horus por tu mensaje siempre atento,abrazos de luz<3
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